El 29 de febrero se realizó una reunión en el edificio Clotilde del Campus Luisi Janicki con el objetivo de comenzar a implementar el Modelo de Calidad con Equidad de Género (MCEG). Las integrantes del equipo asesor de la Comisión Abierta de Equidad de Género (CAEG), Natalia Guidobono y Ana Sosa, explicaron en qué consiste el modelo y los pasos a seguir para aplicarlo.
A la reunión asistió Cecilia Fernández, integrante del equipo rectoral, el prorrector de Gestión (PRG), Luis Leopold, Jocelyn Ferreira, integrante del PRG y referente del lineamiento estratégico Gestión de Campus, Ana Cavallo, directora de División Administrativa del Campus, Ema Zelikovitch, asistente académica del Prorrectorado de Extensión y Actividades en el Medio, Victoria Espasandin, de la CAEG, Guidobono y Sosa.
Durante la instancia se definió que el equipo asesor de la CAEG y las autoridades del Campus comenzarán el trabajo para conformar un comité o comisión de calidad con equidad de género. El objetivo es generar políticas que promuevan la equidad de género en el espacio. Con la adhesión del Campus al modelo, Guidobono comentó que ya son 19 los servicios de la Universidad que trabajan con él.
Según explicó Sosa, el MCEG es una herramienta de política pública que determina procesos y formas de trabajo orientados a que las organizaciones que lo utilizan mejoren en materia de equidad de género. “El sentido último que tiene el modelo es lograr organizaciones más justas y equitativas, desde una perspectiva de género y de no discriminación”, apuntó Guidobono.
“Las organizaciones como la Universidad de la República (Udelar) sí o sí tienen que trabajar en la igualdad de género por el compromiso que tienen en la sociedad y por lo que implica una universidad pública en cualquier país”, indicó Ana y explicó que “a veces, cuando las organizaciones quieren trabajar en esos temas, lo que sucede es que no saben por dónde comenzar”. En ese sentido, aclaró que “no es una herramienta perfecta, ni es fácil de implementar”, pero ayuda a tener una ruta para saber por dónde avanzar.
El modelo tiene cuatro niveles de certificación que se logran al superar auditorías que lleva a cabo el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres). Luego, el resultado debe ser validado por un comité asesor que integra Inmujeres, el Laboratorio Tecnológico del Uruguay, la Oficina Nacional de Servicio Civil, el Instituto Nacional de Calidad, el PIT-CNT, las Cámaras Empresariales, ONU Mujeres y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
Las distintas etapas del modelo
El MCEG tiene cuatro niveles: Compromiso, Implementación, Mejora y Sostenibilidad. Para cada nivel hay un manual con pasos a seguir para cumplir con determinados requisitos. Cuando la guía se completa, la organización que esté aplicando el modelo puede coordinar una auditoría con Inmujeres. En caso de cumplir con los requisitos, la organización se certifica en el nivel en que haya trabajado.
En el caso de la Udelar, Guidobono indicó que los servicios “están en distintos niveles de avance. Hay muchos que hacen acciones en pos de la igualdad de género, y que no necesariamente aplican a las auditorías, pero que sí trabajan en pos de la igualdad”. En ese sentido, recordó que es dificultoso avanzar en organizaciones tan grandes como la Udelar y que lleva su tiempo lograr certificaciones, pero que son procesos “muy ricos”.
Todas las organizaciones que implementan el MCEG comienzan por el nivel uno de Compromiso. De acuerdo al documento de implementación del MCEG, este nivel tiene como objetivo que las instituciones se comprometan a buscar la equidad de género en la organización. En el inicio de este nivel se encuentra el Campus. De acuerdo a Sosa, esta etapa implica que exista una política de calidad para trabajar en pos de la igualdad de género y que sea conocida por todos los integrantes del servicio, en este caso, el Campus.
“Tiene que haber recursos económicos y humanos comprometidos para trabajar en esto”, apuntó y agregó que también es necesario una “comisión o comité” que “tenga el compromiso político de implementar estas acciones”. Guidobono añadió que es necesario elaborar un diagnóstico sobre la situación del Campus para “saber cuáles son las brechas que existen”, y luego elaborar un plan de acción conjunto.
Esos son los puntos fundamentales para que el Campus pueda certificarse en el nivel uno. De todas formas, Guidobono comentó que hay cosas que la Universidad y el Campus ya atienden, como la corresponsabilidad en los cuidados y la violencia, a través de la Unidad de Violencia, Acoso y discriminación.
El segundo nivel es Implementación, de acuerdo al documento del modelo, busca poner en funcionamiento acciones para revertir las desigualdades de género. Guidobono señaló que esta etapa se enfoca particularmente en la capacitación de las autoridades y áreas estratégicas de la organización en materia de género. A la hora de realizar las auditorías para certificar este nivel, se requiere un determinado porcentaje de capacitación.
Por otra parte, según el documento del MCEG, el tercer nivel, Mejora, tiene como propósito consolidar los procesos de cambio iniciados en el nivel anterior e inaugurar un proceso de trabajo con las organizaciones proveedoras de bienes y servicios. Para Guidobono, esto requiere “otro nivel de compromiso” ya que implica que los proveedores asuman los mismos compromisos que el Campus en materia de género “en los convenios que hacen y los contratos que firman”.
En último lugar, el documento del MCEG indica que el cuarto nivel, denominado Solidaridad, busca que “la organización incorpore la evaluación de los efectos del MCEG y desarrolle acciones para fomentar la sostenibilidad del mismo a largo plazo”. Eso conlleva volver a hacer un diagnóstico y evaluación de las medidas que se tomaron en los anteriores niveles y mostrar el impacto que tuvieron, además de presentar una forma de sostener esas acciones. De acuerdo a ambas entrevistadas, son muy pocas las instituciones del Estado que han logrado alcanzar este nivel.
Las opciones de capacitación
En cuanto a las capacitaciones, Guidobono comentó que hace unos años se viene trabajando con siete módulos en materia de género, cuatro de ellos son básicos y tres más específicos. “Tenemos más de 1500 personas que se han capacitado a través de esta formación”, contó. A los cursos pueden asistir estudiantes, egresados, docentes y el funcionariado de la Universidad.
Los cursos se llevan a cabo a través de la Escuela de Gobierno de forma virtual, se hacen dos ediciones por año, una en el primer semestre y otra en el segundo. Cada módulo tiene 10 horas de carga horaria en total, cinco de ellas están dedicadas a tener clases de forma sincrónica y las otras cinco son para dedicar a material de lectura, evaluaciones y tareas intermedias.
>>> Más información acerca del Modelo de Calidad con Equidad de Género | AQUÍ