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Colecciones con manuscritos, fotos e, incluso, obras de arte son algunas de las piezas que se pueden consultar en el Archivo General de la Udelar (AGU). Su fondo histórico resguarda miles de documentos que contribuyen a preservar la historia de la institución y a facilitar los trabajos que se están realizando en la actualidad.

El funcionariado de la Universidad de la República (Udelar), investigadores e investigadoras, historiadores e historiadoras, estudiantes y personas que llegan desde el extranjero son los ejemplos que puso Rafael Casares al ser consultado por quienes visitan el fondo histórico del AGU. Casares es archivólogo, trabaja junto a Micaela Lima, también archivóloga, en el resguardo y la organización de la documentación histórica que llega al repositorio.  

Como parte de la serie de publicaciones De los archivos a la red, que busca contar el trabajo en los distintos archivos que posee la Udelar y cómo colaboran en el marco de la Red Universitaria de Archivos, Casares y Lima dialogaron con el Prorrectorado de Gestión para relatar cómo trabajan y qué se puede encontrar en el fondo histórico del archivo.

“Tenemos documentación histórica institucional” que es consultada por el funcionariado de la Dirección General Jurídica y de “Oficinas Centrales en general”, indicó Casares. Esos documentos se pueden usar como “antecedentes o ejemplos” para situaciones de la actualidad, explicó. Otro tipo de documentación relevante data de la intervención que realizó la última dictadura en la Universidad: “son sumarios y destituciones por temas políticos”, señaló Lima.

El Libro Mayor de la Universidad es una de las piezas más destacadas que hay en el fondo histórico, ya que tiene las primeras actas de creación de la Udelar. Por ser un documento tan valioso y antiguo, ya está digitalizado y hay una versión mecanográfica de todo el libro.

La preservación de la documentación más antigua requiere un trabajo de limpieza mecánica: “quitamos los elementos de metal que puedan tener [los documentos] y los sustituimos por unos que estén cubiertos de plástico. A veces vienen con cinta adhesiva o bandas elásticas que se endurecen, se pegan, y se las quitamos. Todo lo que dañe el documento se lo quitamos. Los guardamos en carpetas, después las clasificamos y las ponemos en las cajas de cartón plast. Luego, inventariamos para que quede registro”, relató Lima.

Aunque la documentación histórica no puede salir del edificio del AGU, el acceso al repositorio es libre para todo el público. “Mandás un mail y decís que te interesa consultar x archivo” y luego se reserva hora, indicó Lima. Además, el equipo que trabaja con la documentación se ocupa de asesorar a las y los visitantes en caso de que tengan dudas.

 

De lo académico a lo artístico

En el fondo histórico hay cerca de 40 archivos personales organizados y otros más que aún se están trabajando. “Son archivos de personalidades que donan todo lo que tienen”, apuntó Casares, que contó que están compuestos por documentación de su trayectoria académica, “comunicación personal, borradores, cartas, currículums y fotos”. El repositorio tiene los archivos de exrectores, como Oscar Maggiolo, y académicas y académicos destacados, como José Luis Massera, Blanca Paris y Juan Oddone.   

Entre las colecciones, algunas de las más visitadas son las del escritor Eduardo Galeano y el artista Clemente Padín. “El de Padín es un archivo muy particular” afirmó Casares, ya que tiene “su producción artística, revistas, poemas, audiovisuales y catálogos”. Lima añadió que es una de las colecciones más grandes y que llegan extranjeros desde países como España y Brasil a visitarlo.

En el caso de Galeano, comentaron que su archivo tiene “de todo”: “audiovisuales, cosas de fútbol, videos, entrevistas, borradores y manuscritos originales”, dijo Casares, que especificó que en los escritos a mano se puede ver "el proceso creativo" del escritor. La colección la donó su viuda, Helena Villagra, y ya está digitalizada, contó.  

A los ya mencionados Libro Mayor y colección de Galeano se suman otras piezas que fueron digitalizadas. Lima apuntó que hay documentación institucional que es muy consultada, pero ya se está deteriorando por “el uso y la antigüedad”, por lo tanto, se está llevando a cabo su almacenamiento de forma digital en la plataforma Atom, que es una base de datos donde la gente puede acceder a los documentos. De esa tarea se encarga el Laboratorio de Preservación Audiovisual, que también trabaja con el fondo histórico, pero específicamente con fotos y películas.

 

“Tenemos los mismos problemas todos, entonces nos ayudamos”

“El gran proyecto es la Red [Universitaria de Archivos]”, señaló Casares al ser consultado sobre cuáles son las iniciativas más relevantes que tiene el fondo histórico para trabajar a futuro. El objetivo es “ver qué hay en otros archivos históricos” y estar “más en contacto” con las personas que trabajan en ellos. “El [fondo] histórico de las facultades es más difícil de detectar. La idea de la Red es llegar a esos archivos que todavía no se sabe en qué están”, añadió Lima.

Si bien comentaron que el trabajo de la Red comenzó con los archivos más administrativos, Casares planteó que la iniciativa contribuyó a conocer qué hay en los repositorios históricos de facultades como “Humanidades [y Ciencias de la Educación], Medicina e Ingeniería”. Eso permite que si en el AGU tienen documentación similar a la que hay en los servicios se puedan vincular entre sí y facilitarle a los usuarios su ubicación.

En cuanto a las colecciones, Lima explicó que desde el fondo del AGU lo que pueden hacer es “asesorar sobre cómo es trabajar con un archivo personal, despejar dudas desde nuestra experiencia procesando los archivos. Pero como cada archivo personal es distinto no hay un criterio único, te tenés que adaptar. A veces no lo podés desarmar, tenés que respetar cómo vino, cómo lo organizó el creador. Otras veces te das cuenta que no, que la familia simplemente lo puso en cajas y entonces no importa”.

Para finalizar, Casares planteó que el trabajo de la Red contribuye a “conocer a los compañeros” y “saber qué problemas tienen”. “Discutimos problemáticas, tenemos los mismos problemas todos, entonces nos ayudamos”, planteó. Añadió que a través del intercambio comparten “insumos y conocimientos” y buscan que todos los archivos que integran la Red utilicen los mismos criterios.

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