La Universidad de la República (Udelar) y el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) crearon un Centro Universitario en la unidad N° 3 de Libertad, San José, que permitirá que las personas privadas de libertad del establecimiento accedan a la formación universitaria en condiciones más favorables.
La inauguración del Centro se realizó el jueves 11 de abril y en la instancia estuvieron presentes los estudiantes privados de libertad (EPL) que utilizan este espacio, el ministro y el subsecretario del Interior, Nicolás Martinelli y Pablo Abdala, respectivamente; el director del INR, Luis Mendoza; el director de la Policía Nacional, José Azambuya; el comisionado parlamentario para el sistema carcelario, Juan Miguel Petit, el rector de la Udelar, Rodrigo Arim, la prorrectora de Enseñanza, Estela Castillo, entre otras autoridades universitarias, docentes referentes de la enseñanza en privación de libertad del Programa de Respaldo al Aprendizaje (Progresa), además de trabajadores y trabajadoras del INR.
En todo el sistema penitenciario nacional, que aloja actualmente a 15.651 personas privadas de libertad, hay aproximadamente 280 estudiantes de la Udelar. De ellos, 22 se ubican en la Unidad 3 de Libertad; cursan carreras de las Facultades de Ciencias Sociales, Ciencias Económicas y Administración, Psicología, Humanidades y Ciencias de la Educación, Información y Comunicación, y Enfermería. Antes de contar con el Centro Universitario inaugurado, estudiaban en un espacio multiuso junto con otros privados de libertad que cursan educación primaria y secundaria, y donde también se recibían visitas.
Reconocimientos
Gabriela Pasturino, integrante del equipo de coordinación para el trabajo con estudiantes universitarios privados de libertad, fue la responsable de abrir el evento. Recordó que se trata del cuarto Centro de la Universidad de la República inaugurado en el INR en el marco del convenio firmado en 2020 entre ambas instituciones.
Pasturino agradeció y entregó un reconocimiento simbólico a las autoridades del INR, Luis Mendoza, director, Carlos Díaz y Robert Mauricio Martínez, director y subdirector administrativo de la Unidad, respectivamente, a los estudiantes que forman parte de este proceso desde el inicio y a docentes referentes de Progresa, «sin los cuales esto no sería posible». En especial recordó al profesor Omar Gil, actualmente fallecido, quien fue uno de los primeros docentes grado 5 de la Universidad que dio clases en contexto de encierro. Pasturino informó que precisamente en su homenaje el nuevo Centro Universitario llevará su nombre.
En clave de inclusión
En el acto también participaron los estudiantes Maycol Medina y Roberto Sánchez. Agradecieron a las autoridades de la Udelar y del INR por la posibilidad de contar con este espacio y señalaron que este logro «también ha sido parte de un proceso colectivo de decisión entre los estudiantes privados de libertad de este lugar». Ambos leyeron un documento elaborado en conjunto por los 22 estudiantes que utilizan este centro: «este día marca un hito en el recorrido de la política universitaria en cárceles», propiciar las condiciones mínimas para los estudios superiores «es definitivamente avanzar hacia el acceso y continuidad de la educación como derecho humano fundamental», destaca el documento, que fue entregado a las autoridades presentes. Señalaron que es necesario seguir profundizando el acuerdo «entre estas dos gigantescas institucio|nes, la Universidad y la cárcel, que en el imaginario común se veían tan distanciadas por los términos de exclusión, pero que hoy es posible trabajar hacia un objetivo en común en clave de inclusión en sus diferentes dimensiones», señalaron.
Afirmaron que han tratado de asumir su rol de estudiantes de manera «comprometida, crítica y reflexiva para interpretar y problematizar la realidad», tal como les demanda su formación universitaria. Asimismo, han demostrado su compromiso con buenos niveles de aprobación y han transitado «las distintas funciones en nuestra Udelar desde la investigación y la extensión universitaria hasta la que debería ser la primera en la lista, la enseñanza, formándonos como tutores pares en muchos casos». También hicieron referencia a su actitud propositiva y a su participación en el cogobierno y manifestaron su compromiso para mantener el espacio del Centro Universitario en condiciones óptimas.
Además, plantearon la necesidad de mejorar y ajustar varios aspectos en su proceso de enseñanza: es necesario que en la Udelar se haga efectiva una planificación centralizada y articulada para que no quede a resorte de cada facultad, escuela o instituto adecuar la cursada en privación de libertad, explicaron. También reclamaron mayor presencia de docentes en los Centros Universitarios del INR, ya que quienes más concurren son docentes referentes de Progresa -que coordinan en cada caso con el servicio- y tutores pares. Entre otros obstáculos en su proceso de formación, mencionaron la conectividad a internet, que ya se está tratando de subsanar, y la necesidad de equipos como pantallas o proyectores para seguir adecuadamente los cursos por zoom y acceder al Espacio Virtual de Aprendizaje de la Udelar. «Es momento de que la política universitaria de enseñanza en privación de libertad forme parte de las políticas centrales de la Udelar», expresaron.
Democratización de la educación superior
«Hace unos años la experiencia de la Udelar en contextos de privación de libertad descansaba casi exclusivamente en la voluntad individual de algunos docentes», en acuerdo con el INR y las autoridades del Ministerio del Interior pero sin un marco común de referencia, recordó Arim en la instancia. Expresó que el convenio firmado en 2020 habilitó al desarrollo de una estrategia para la formación universitaria en contextos de encierro con normas y responsabilidades definidas; resaltó la importancia de estos vínculos interinstitucionales porque «no dependen de las personas» y aseguran la permanencia en el tiempo de las políticas.
La inauguración de este Centro Universitario, que ofrece mejores condiciones para continuar estudiando, se enmarca en un esfuerzo que la Universidad lleva adelante por democratizar la educación terciaria superior «como una misión institucional central», indicó. Hace tres o cuatro décadas en Uruguay y en el mundo la educación superior era un privilegio, mientras hoy en los países desarrollados más del 50% de los jóvenes finalizan la formación de grado; «Uruguay necesita avanzar en esa dirección también», sostuvo Arim. En tal sentido resaltó algunos avances de la Udelar en estos últimos años: ha dejado de estar centralizada en Montevideo y ha creado espacios de desarrollo en los departamentos de Rocha, Maldonado, Rivera, Tacuarembó, Paysandú y Salto y en la ciudad de Melo, donde comenzaron a funcionar dos nuevas carreras en 2024. Así como es relevante llegar con sus carreras al interior del país, la Universidad entiende que «la condición de estar o no privado de libertad no puede definir el acceso a la educación terciaria superior» y que asegurar el acceso y permanencia en la Universidad es un derecho que las políticas públicas deben mantener, añadió.
Para el rector el futuro de la formación de los EPL presenta dificultades de articulación debido a diferencias entre los objetivos, identidades culturales e inmediatez de problemas que deben atender las instituciones. «Es nuestra obligación afrontar estas dificultades e intentar dar respuestas concretas», sostuvo. Otro de los desafíos que identifica se vincula con los fondos para sostener estas propuestas, al respecto informó que el nuevo Centro Universitario está sostenido con recursos contingentes de la Udelar, «la Universidad no cuenta con asignaciones presupuestales específicas para llevarlo adelante». Para avanzar en integración, Uruguay debe mejorar la coordinación para la continuidad de estos convenios y aumentar el número de docentes que dan clase en los establecimientos de reclusión, concluyó.
Respetar derechos
El director del INR expresó que suele concurrir a este centro penitenciario, de máxima seguridad, por hechos de violencia o por habituales recorridas de supervisión. «En cambio hoy vengo a inaugurar un Centro Universitario en la Unidad 3, esto es todo un acontecimiento», señaló, «esto era impensable hace un tiempo». Aunque existían casos individuales de personas privadas de libertad cursando una carrera, para el jerarca era inimaginable que la Universidad ingresara a los establecimientos carcelarios a dar clase y se crearan en ellos centros universitarios.
Mendoza resaltó que hoy dentro del INR, 4426 personas privadas de libertad se forman en alguna opción educativa y 5437 trabajan. En la Unidad Nº 3 de Libertad en la actualidad hay 1132 internos, de los cuales 176 estudian y 22 de ellos lo hacen en la Udelar. Recordó que el circuito universitario incluye tres establecimientos carcelarios y cada uno tiene un nivel de seguridad diferente, de acuerdo al cual varían los traslados que pueden hacer las personas privadas de libertad para estudiar. Antes, cuando eran trasladadas por alguna sanción de un establecimiento carcelario a otro, perdían la posibilidad de continuar con sus estudios, mientras que en la actualidad «la sanción no puede perjudicar el estudio, siempre tenemos que respetarlo porque es un derecho de ustedes», expresó. Alentó a los internos a seguir en su trayectoria educativa y aseguró que el INR siempre les dará apoyo para formarse.
Trayectorias y apoyos
En diálogo con el Portal de la Udelar, Sánchez comentó que estudiar en la Udelar le posibilita «salir mañana con una herramienta, golpear una puerta y decir “yo soy esto, soy licenciado en esto”. Es otro punto de partida para todo, para mi rehabilitación y mi reinserción social». Avanza «bastante bien» en la Licenciatura en Trabajo Social, indicó; valoró especialmente que este semestre cursa varias materias junto con el grupo y no tantas en modalidad libre, «eso es muy bueno porque tenés diálogo con el profesor y evacuás mejor las dudas». También explicó que las y los estudiantes universitarios de esta Unidad están ubicados en diferentes celdarios, a veces alejados; por eso su traslado al Centro es demorado y a veces no llegan todos a tiempo a sus clases.
Por su parte; Pablo Rodríguez comentó que durante sus procesos de privación de libertad finalizó el ciclo de educación media superior e inició sus estudios universitarios: «en la Licenciatura en Enfermería es en lo que más estoy enfocado; también estoy haciendo un curso de Auxiliar de Farmacia hospitalaria en la Facultad de Química y este año me inscribí también en la Facultad de Economía y la de Ciencias Sociales». En total, dedica unas 30 horas por semana a estudiar. Contó que en cada Facultad se vincula con un referente que le apoya en su trayectoria y también por correo electrónico con diferentes docentes: «ellos siempre tienen la mejor disposición para con nosotros», informó, además, periódicamente concurren a la Unidad docentes de Progresa que «siempre están presentes, al pendiente de nosotros o viendo las necesidades que tenemos».