El 4 de octubre en el marco de la Escuela Verano-Invierno Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM), se realizó el Panel del Coloquio Internacional de Gestión Universitaria (CIGU), «El papel de la Internacionalización en la Educación Superior». La IV Escuela de Verano-Invierno de AUGM se realizó en el marco de la semana de la Gestión Universitaria en Movimiento, que también integró a el XXIII Coloquio Internacional de Gestión Universitaria y la V Feria Modo Udelar.
El Panel estuvo integrado por Gonzalo Vicci, presidente del Servicio de Relaciones Internacionales (SRI), de la Udelar; Luciane Stallivieri, del Instituto de Pesquisas y Estudios en Administración Universitaria (INPEAU), de la Universidad Federal de Santa Catalina (UFSC), de Brasil; Ana Bravo, directora general de relaciones interinstitucionales de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) de Ecuador; Luis Carlos Borges Da Silveira Filho, integrante de la AGTU, de Estados Unidos; y Gladys Britez, vicerrectora de la Universidad Nacional de Pilar, de Paraguay. El coordinador de la actividad fue Luciano Marcelino, fundador de Rectoral Board Institute, LUCES, Brasil.
Antecedentes de la internacionalización en las universidades de la región
Vicci comenzó su ponencia refiriéndose al rol de la internacionalización en la Universidad de la República, señaló que luego de la reapertura democrática en el país y de que se restituyeron las autoridades de la Udelar, «la Universidad comienza un proceso a través del cual se conforman algunos espacios que intentan dar los primeros pasos de lo que hoy denominamos algunas de las facetas de la internacionalización desde la perspectiva de la cooperación internacional».
Uno de los antecedentes institucionales del cumplimiento de este rol en la Udelar fue la Dirección General de Relaciones y Cooperación, a través de la cual se canalizaban las acciones de internacionalización. Esta dirección administraba los fondos que se obtenían a través de la cooperación internacional, de aportes de diferentes organismos y de proyectos vinculados a áreas disciplinares específicas o generales.
Asimismo tenía a su cargo la suscripción de convenios internacionales, muchas veces vinculados a las relaciones que habían construido los universitarios uruguayos exiliados y exiliadas debido al proceso dictatorial. Estas vinculaciones académicas y humanas que los y las docentes traían al país al momento de ser restituidos en sus cargos durante la apertura democrática tuvieron un papel importante en el proceso de reconstrucción de ese entramado de académicos, políticos y organizaciones sociales en la Udelar.
En ese período, que va de 1985 a comienzos de los años 2000, comenzaban a aparecer algunas iniciativas regionales asociadas a los convenios y a la cooperación internacional, que trataban de dar respuesta a ciertos procesos institucionales que estaban atravesando los países del Cono Sur. Uno de estos procesos desembocó en el surgimiento en 1993 de la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM), a impulso de ocho universidades públicas de la región, grupo que comienza a dar algunos pasos en la construcción de la dimensión de internacionalización que existe actualmente. «A principios de los años 2000 ya no se va a tratar solamente de cooperación internacional sino que se va a comenzar a hablar acerca de cómo las universidades colocan sus funciones, visiones e institucionalidades de cara a una mirada que trascienda las fronteras», explicó Vicci.
Señaló que un espejo de estos procesos regionales son los organismos internacionales como la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y sus grandes lineamientos que expresaron a través de declaraciones la gran importancia a la internacionalización y su función a la interna de las universidades.
Desafíos
Refiriéndose específicamente a cómo se dio este proceso en la Udelar, «una universidad muy grande en un país muy pequeño, con todas las ventajas y desventajas que eso tiene», señaló que uno de los desafíos de la Universidad es «la posibilidad de que todos los ciudadanos y ciudadanas puedan ingresar libremente a la Udelar sin tener que pagar nada ni tener ningún tipo de limitante al entrar a la institución». «Eso genera una Universidad masiva y en una Universidad masiva es muy difícil hablar de internacionalización porque una institución con esta característica tiene que pensar en primera instancia en sus tres funciones determinantes, la enseñanza, la investigación y la extensión, en la gestión que ha empezado a tener mayor visibilidad e importancia, y la internacionalización es un proceso nuevo en las universidades e implica redefinir políticas y reorientar recursos», añadió.
«La realidad de la Udelar caracterizada por ser autónoma, cogobernada, masiva, dependiente en su totalidad de los recursos presupuestales que le vota el Estado, le exige ser creativa, generar algún tipo de condición para que ese proceso de internacionalización se pueda dar», afirmó Vicci. Añadió que un gran desafío de la Udelar es «cómo introducir la internacionalización más allá de los imaginarios vinculados a la movilidad y a que un estudiante pueda cursar un semestre o un docente asistir a un congreso, en el exterior».
Entiende que el otro desafío es «cómo pensarnos país en relación a la internacionalización, no es viable pensar que América Latina va a tener un proceso de internacionalización real y fecundo al igual que lo tiene la Unión Europea, si no presionamos a nuestros Estados a que destinar fondos concretos para que estos procesos se realicen», acotó. Para Vicci esto se vincula no sólo con presupuesto sino también con decisiones políticas que hacen a fronteras y a la movilidad de personas, «no nos olvidemos que en América Latina continuamos exigiendo visa de estudiantes de países que tienen acuerdos comerciales de libre comercio», señaló.